martes, 22 de agosto de 2017

Wilhelm Canaris y un refugio seguro para Adolf Hitler en la Argentina

Wilhelm Canaris, segundo piloto del buque alemán "Dresden", escapa de los británicos tras la épica batalla de las Islas Malvinas durante la "Gran Guerra". Un viaje digno de películas, lo pondrá cara a cara con Carlos Wiederhold, un encuentro que -en 1915- sentará las bases para que la historia culmine en 1945, con un protagonista impensado, en un curioso lugar: Adolf Hitler en la Estancia San Ramón, cercana a Bariloche, en la Patagonia de Argentina.


Adolf Hitler, Eva Braun, Estancia San Ramón y Wilhelm Canaris.


Hablar sobre las diferentes formas de infiltración y actividades nazis fuera de Alemania y -al mismo tiempo- hacer foco sobre lo que luego se daría en Sudamérica y muy puntualmente en la Argentina, implica dar una mirada a la verdadera semilla germinal: la llegada de influyentes alemanes que -de una u otra manera- se instalaron en el país y a determinadas condiciones y circunstancias sin las cuales todo hubiese sido imposible.

Si bien la lista es muy extensa, viene al caso detenernos en la historia de un descendiente de alemanes que -sin saberlo- estaba destinado a sentar base firme para una futura inmigración diferente. Su nombre era Carlos Wiederhold, nacido en la localidad chilena de Osorno en 1867, era hijo de un matrimonio de alemanes emigrados que viajó a Alemania para recibirse de arquitecto regresando a Chile en 1893, tras lo cual su espíritu aventurero lo llevaría a dejar de lado su profesión dedicándose a recorrer la Cordillera de los Andes desde donde cruzó a la Argentina descubriendo las bellezas del Lago “Nahuel Huapi” en la patagónica provincia de Río Negro. Wiederhold se dedicaría al comercio entre Chile y la Argentina importando distintos tipos de mercadería desde Alemania para luego distribuírlas por las zonas vecinas.

El crecimiento del negocio motivó su regreso a la Argentina tras lo cual, el 2 de febrero de 1895, fundó la ciudad de San Carlos de Bariloche.
Así mismo, y dada la escasa conexión del nuevo poblado con otras zonas del país como las pujantes Bahía Blanca o Buenos Aires, tiempo después estableció un ventajoso sistema de comercio directo con Alemania mediante la línea marítima alemana “Kosmos”, una de las más importantes de aquel entonces, logrando arreglos comerciales que le permitían -no sólo a él sino también a otros pioneros alemanes llegados a Bariloche- enviar sus productos hacia Alemania, haciendo el camino inverso hacia el puerto de Hamburgo en donde se instalaría uno de los principales “Nest” (Nido) de la Organización en el Exterior del NSDAP que controlaba a los primeros agentes partidarios enviados a Sudamérica.

La ciudad de Bariloche pasó a ser -entonces- el centro neurálgico de las actividades de los alemanes y sus descendientes en el sur del país. Sin embargo, el gran aporte de Wiederhold había sido el de fomentar y establecer un sistema de comercio directo entre Alemania, Chile y la Argentina y, al mismo tiempo, haber trazado una ruta segura para los alemanes que ya ponían proa hacia el extremo más austral de América, lo que resultaría de particular importancia e interés para la Alemania y la Argentina que estaban por venir. Como descendiente de alemanes que era y en reconocimiento a sus propios méritos dado el favorable circuito comercial que logró activar, el gobierno germano lo designó Cónsul General de Alemania en su Osorno natal, actividades que no le desagradaban en absoluto pero que, sin embargo, carecían de la vieja chispa aventurera de otros tiempos.

La “Gran Guerra” estaba en plena ebullición pero las acciones bélicas tenían como escenario a sitios muy lejanos de Chile, o eso era lo que al menos creía Wiederhold ya que -en agosto de 1915- recibió una visita que iba a convertirlo en impensado protagonista de la guerra que sentía tan lejana.
Quien se presentaba en el consulado alemán era Wilhelm Canaris, joven Segundo Piloto del crucero alemán “Dresden”, buque que se había unido a la Armada alemana del legendario Maximilian Graf von Spee en los inicios de la “Gran Guerra”. Tras una épica batalla contra los ingleses en cercanías de las Islas Malvinas, un complicado escape y el autohundimiento del buque alemán, la tripulación sería internada en la isla de Quiriquina desde donde Canaris lograría escapar. A partir de entonces, fueron los colonos alemanes del sur chileno quienes resultaron de gran ayuda para Canaris permitiendo que llegara sano y salvo hasta el Consulado alemán.

Finalmente, Canaris estaba frente a Carlos Wiederhold  y allí –juntos- buscarían el modo más seguro para poner al joven teniente del “Dresden” de regreso a Alemania evitándole caer en manos de los británicos. El apuro y las necesidades de Canaris, sumados a la colaboración de los alemanes locales, más los contactos de Wiederhold, forjaron la llave con la cual el marino encontraría la ruta de regreso a su país. Fue así que -en octubre de 1915- también Canaris cruzaba las montañas de Los Andes emprendiendo un camino que, sin saberlo, estaba destinado a hacer historia. Del otro lado de la Cordillera –en Bariloche-, uno de los “fundistas” alemanes más influyentes y destacados que habían hecho prácticamente suya esa “tierra de nadie” era Christian Lahusen, ante quien pudo presentarse Canaris revelándole su verdadera identidad.
El joven marino se vio sorprendido dada la incontrastable similitud de aquel poblado con las comarcas de su añorada Alemania, reminiscencias que incluían a una población conformada casi en su práctica mayoría por alemanes o descendientes de los mismos. Wiederhold sabía muy bien con quienes habría de hacer contacto Canaris, de hecho fue Lahusen quien le daría refugio en uno de los  más importantes establecimientos de la zona: la “Estancia San Ramón”.


Vista aérea de la Estancia San Ramón, cercana a Bariloche.


El lugar, ubicado a unos 35 kilómetros de Bariloche, pertenecía desde el 5 de abril de 1910 al principado alemán de Schaumburg-Lippe y era administrado por el Barón Luis von Bülow, un influyente y acaudalado alemán que contaba entre sus amistades al Conde Karl Graf von Luxburg, quien había sido nombrado ministro plenipotenciario del Imperio alemán en la Argentina desde 1914 en coincidencia con el estallido de la “Gran Guerra”. Von Luxburg era miembro de la familia real alemana y daba forma a muchas de las decisiones a tomar en materia de política exterior del Imperio Alemán.
Años después, una vez llegados al poder, si bien los nazis se opondrían a que miembros de la nobleza integraran las filas del Partido, resultaría de vital importancia para el régimen de Hitler dado su dominio en el arte de la diplomacia internacional y sus contactos y conocimientos sobre la Argentina.

La “Estancia San Ramón” era el lugar más importante de toda la zona circundante a Bariloche y eso quedaba demostrado con el paso -por dentro de su propio terreno- de la única línea férrea que llegaba hasta allí (la del viejo Ferrocarril del Sud); por contar con los únicos caminos en condiciones de ser transitados por vehículos y con una pista de aterrizaje, algo poco común en centenares de kilómetros a la redonda. Gracias a von Bülow, Canaris se hizo de un pasaporte con el nombre falso de Reed Rosas -un supuesto viudo chileno que debería embarcarse hacia Holanda para ocuparse de una herencia familiar-  con el cual el marino alemán se abrió camino hasta las costas patagónicas del Océano Atlántico desde donde llegó hasta el Cabo San Antonio en el comienzo del litoral del Mar Argentino.

Allí, pudo hacer un rápido relevamiento de la zona vislumbrando las muy buenas posibilidades que brindaban las costas para emplazar futuras bases alemanas o en su defecto ser utilizadas como posibles zonas de desembarco, llegando luego a Buenos Aires desde donde zarpó a bordo del vapor “Frisia” –del Lloyd Holandés- con rumbo a la ciudad de Rotterdam.
La importancia del viaje de Canaris radicaba en el hecho de haber trazado una ruta segura partiendo desde Bariloche y atravesando la Patagonia argentina para llegar a las aguas del Atlántico, camino que 30 años después haría -en sentido inverso- un “ilustre visitante” que desembarcaba de un U-Boot alemán en las desoladas costas del sur de la Argentina y que también llegaría a instalarse durante un tiempo en la “Estancia San Ramón”, lugar que había sido vendido el 2 de marzo de 1928 a la “Sociedad Anónima de Industrias Rurales”, coincidentemente administrada por el mismísimo Christian Lahusen.

Ese “ilustre visitante” sería el mismísimo Adolf Hitler.

Con los años, Canaris llegó a ser almirante y jefe de inteligencia de la Marina Imperial y el ejército alemán durante los días de apogeo del nacionalsocialismo en Alemania. Fue jefe de la Abwehr y uno de los cabecillas en varias conspiraciones contra Hitler, principalmente la Operación Valquiria, llevada a cabo el 20 de julio de 1944, por la que fue condenado a la horca (también por conocer el secreto del futuro refugio del Führer en la Argentina).

Marcelo García


Referencias: “El Nazismo y los refugiados alemanes en la Argentina” - Carlota Jackish - Editorial de Belgrano – Buenos Aires – 1997.

jueves, 10 de agosto de 2017

Artículo sobre el libro "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" en Culturamas.es

Artículo sobre el libro "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Marcelo García - Sudamericana - 2017) en www.culturamas.es.
Por Juliano Ortíz. 8 de Agosto de 2017.



El título del libro es fuerte y directo. Proponer sin remilgos que la “Abanderada de los humildes”, quizás el mayor ícono femenino de la Argentina haya sido agente del nazismo es, en principio, temerario y muy categórico. Marcelo García, nos explica mediante un trabajo de investigación arduo, sobre cientos de documentos desclasificados del FBI, el posible accionar de Eva Perón y construye una arriesgada tesis en procura de comprender una parte de la historia que todavía tiene consecuencias en nuestros días.

También, por si no fuera poco, el autor, va más allá y propugna una idea que desconcertaría a muchos peronistas. La ambición desmedida de Juan Domingo Perón se dirigió hacia los tesoros del nacionalismo alemán que pretendían escapar a la victoria aliada. García nos dice que Eva podría haber sido la causante de que Perón no pudiera hacerse de esas enormes riquezas.

Bien es sabido, que hubo una gran connivencia entre el gobierno peronista y el régimen nazi, habiéndose encontrado miles de documentos que avalan los testimonios de muchos personajes que estuvieron implicados en la relación Buenos Aires-Berlín. La formación académica militar de Perón dentro de una institución en la que había mayoría de simpatizantes del nacionalismo, sus estadía en Italia y sus viajes por diversas ciudades de Europa, son ejemplos de una construcción lenta pero sin pausa de una relación constante con quienes serían, por un tiempo, dueños del mundo. En Argentina, fueron varios los empresarios y dirigentes alemanes que intentaron hacer negocios con el Estado argentino previendo una supremacía del nazismo en el mundo, y previendo además una hegemonía de Perón en toda Sudamérica.

En un capítulo muy polémico, García da cuenta de un supuesto encuentro entre Evita con Martin Bormann en Europa, sin la autorización de Perón, con el objetivo de negociar que parte del “tesoro nazi” que el presidente Perón había nacionalizado en Argentina, vuelva a manos del delfín del Führer. Es necesario aclarar que la historia oficial habla de la muerte de Bormann en 1945, con cadáver encontrado inclusive. A los fanáticos de la historia paralela o no oficial, esta explicación les resulta insuficiente abonando la idea de un escape de Bormann para terminar sus días en Argentina o Paraguay.

En ese viaje, Evita habría visitado también las entidades bancarias suizas en medio de un secreto que obvio ese detalle, dejando para la “comunicación verdadera”, una visita protocolar por Italia, el Vaticano, España y Francia. ¿Visitó realmente Suiza?, para Marcelo García hay documentación evidente que fue así. Queda en el lector cotejar datos, analizar esta historia, y hurgar en las otras historias que buscan dar una visión fehaciente de lo ocurrido con las más altas figuras del peronismo y los jerarcas nazis.

Con una buena dinámica y exactitud cronología, Marcelo García nos permite vivir un momento histórico que está plagado de luces y sombras, con muchos intereses políticos alrededor que todavía pretenden inclinar el relato según su conveniencia y que rondan como un fantasma los archivos que, de a poco, van dejando de estar vedados al conocimiento público.

Marcelo García nació en Buenos Aires en 1970. Dibujante, ilustrador y diseñador. Actualmente se desempeña como redactor periodístico en el portal Diario26. Volcado a la investigación histórica, dirige y edita HistoriasLadoB.blogspot.com.ar, donde revisa -cuestiona, confirma o corrige- la historia oficial. La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler es su primer libro.

Juliano Ortíz


Artículo original:
http://www.culturamas.es/blog/2017/08/08/la-agente-nazi-eva-peron-y-el-tesoro-de-hitler-de-marcelo-garcia/#.WYowiUpgUN4.twitter


miércoles, 9 de agosto de 2017

Marcelo García: "Evita fue agente al servicio de los nazis de posguerra traicionados por Perón"


Marcelo García, autor de "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Sudamericana - 2017) 
(Foto del autor: Copyright, María Sol García)


La historia argentina está mal contada. Fueron décadas de recortes parciales hábilmente dirigidos -tal vez- de manera intencional, con los que se pretendió relatar una película mostrando tan sólo algunos inconexos fotogramas; un modo que -a la luz de los hechos- no ha sido definitivamente el mejor para comprender qué cosas nos sucedieron en realidad.
Durante años se pobló el gigantesco panteón de los argentinos ilustres, elevados en inconducente e insana postura a lo más alto del altar de los próceres, a quienes se transformó en impolutas celebridades de mármol y bronce, a los que nadie debería -siquiera- atreverse a tocar.
Sin embargo, esos personajes -lejos de ser etéreas figuras rayanas con la inalcanzable perfección- fueron de carne y hueso, con virtudes y defectos, grandezas y flaquezas que -pese a todo- en nada disminuyó o invalidó todo lo bueno que también pueda llegar a decirse de ellos.

En 2012 decidí hurgar en los inconmensurables misterios que encierra la cercana -y ciertamente laberíntica- relación del peronismo con los nazis, un tema que, pese a la impresionante proliferación de pruebas, muchos aún pretenden ocultar.
El libro "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Sudamericana - 2017), es fruto de un minucioso trabajo de investigación, consulta y lectura de miles de páginas de documentos desclasificados y otras impensadas fuentes de confiable información que llevó a una inédita conclusión: Juan Domingo Perón y su esposa, Eva Duarte, mantuvieron un urticante conflicto de intereses, motivado principalmente por el manejo de los millonarios bienes de los nazis, llevados hacia Buenos Aires (desde antes y durante la Segunda Guerra Mundial), con el preciado objetivo de levantar un IV Reich desde el exterior y que -luego- fueron oscuro objeto de deseo a modo de expolio de parte del mismísimo Presidente de la Nación.

¿Cómo ingresó Evita al mundillo de relaciones y actividades filonazis? Todo será revelado a lo largo de las 336 páginas que se leen como una atrapante novela de misterio, pero encierran las más sorprendentes revelaciones sobre uno de los costados más oscuros de la vida de la "Abanderada de los humildes" y su relación con "·el primer trabajador".

La activa participación de Evita, primero como colaboradora y luego como jefa de uno de los grupos de agentes nazis femeninas reunidas por Gerda von Arenstorff, influyente funcionaria de la embajada alemana en Buenos Aires, no sólo quedó sobradamente documentada (como expongo en el libro), sino que le valió captar la atención, la estima y los favores de los principales jefes de la inteligencia y la clandestinidad nazi en el país, cuyo cabecilla fue el Capitán Dietrich Niebuhr, agregado naval de la representación diplomática germana, pero antes que nada, encubierto jefe de la Ettapendienst, además de ganarse el aprecio y reconocimiento de otros importantes personajes de la estructura nazi, tal el caso del financista Ludwig Freude (custodio de los inetereses de Adolf Hitler en Argentina y otras partes de Sudamérica y, posteriormente, asesor de Perón), como así también quienes desde Europa no dejaron de destacar su esmerado accionar, entre ellos Wilhelm von Faupel (jefe del Instituto Iberoamericano de Berlín) y el notable Wilhelm Canaris (largamente relacionado con la Argentina y jefe de la Abwehr).

Sin embargo, eso no es todo. Tras más de cuatro años de investigación y escritura, en "La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" planteo por primera vez, de un modo sorprendente y original, el insospechado choque de intereses entre las dos máximas figuras del peronismo y demuestra cómo Eva Perón se convirtió en una de las más eficaces agentes del nazismo cuando viajó a Europa en 1947 para cumplir una doble y secreta misión: ser funcional a su marido acordando una impresionante oleada de nazis hacia la Argentina (a cambio de ingentes sumas millonarias que iban a las cuentas del matrimonio presidencial) y -al mismo tiempo- orquestar una jugada maestra para llevar de regreso al Viejo Continente (con destino final en Suiza, donde hizo arreglos con banqueros que manejaban y protegían las fortunas de los nacionalsocialistas), parte del tesoro nazi a punto de ser expoliado por su esposo, el mismísimo Presidente de la Nación.

La insospechada conclusión a la que se llega, gracias a contundente documentación, es que Evita fue agente al servicio de los nazis de posguerra traicionados por Perón.


Marcelo García

Sinopsis:

Con la debacle nazi consumada, el tablero de la política internacional comienza a reacomodarse. Mientras Adolf Hitler, en el exilio, pierde fuerza e influencia, Juan Domingo Perón -alentado por las circunstancias- se propone erigir a la Argentina como una nación rectora de Sudamérica, tomando la posta de la derrotada Alemania e intentando replicar su ímpetu expansionista en la región.

¿Cómo pretende Perón financiar sus planes de dominación? Mediante el expolio de las millonarias fortunas que fueron secuestradas por el nacionalsocialismo alemán y pacientemente trasladadas hasta Buenos Aires. Su mayor obstáculo será nadie menos que su propia esposa, Eva Duarte, quien pondrá en acción sus poderosas conexiones para salvaguardar esos tesoros.

La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler nace del trabajo de investigación y consulta de cientos de documentos desclasificados -entre ellos, los de las pesquisas que mandó a hacer John Edgar Hoover cuando se encontraba al frente del FBI-, sobre los cuales el historiador Marcelo García construye una irresistible tesis destinada a entrelazar la inesperada y atrapante trama internacional de acuerdos y traiciones entre la Alemania nazi y la Argentina de Perón.

El resultado de este enorme trabajo es un libro que revisa uno de los misterios más magnéticos del peronismo desde una perspectiva nueva: la de los conflictos de intereses entre sus dos más grandes figuras.


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domingo, 30 de julio de 2017

"La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler", libro de Marcelo García (Sudamericana, 2017)

Un recorrido por las relaciones entre Juan Domingo Perón, Eva Duarte y el nazismo alemán tras la derrota, avalado por las investigaciones que mandó a realizar Hoover al frente del FBI. El resultado de este trabajo de Marcelo García, es un libro que revisa uno de los enigmas más magnéticos del peronismo desde una perspectiva nueva e inesperada: el de los conflictos de intereses entre sus dos más grandes figuras. 
Fecha de publicación: 1 de Agosto de 2017.



Con la debacle nazi consumada, el tablero de la política internacional comienza a reacomodarse.
Mientras Adolf Hitler, en el exilio, pierde fuerza e influencia, Juan Domingo Perón -alentado por las circunstancias- se propone erigir a la Argentina como una nación rectora de Sudamérica, tomando la posta de la derrotada Alemania e intentando replicar su ímpetu expansionista en la región.

¿Cómo pretende Perón financiar sus planes de dominación? Mediante el expolio de las millonarias fortunas que fueron secuestradas por el nacionalsocialismo alemán y pacientemente trasladadas hasta Buenos Aires. Su mayor obstáculo será nadie menos que su esposa, Eva Duarte, quien pondrá en acción sus poderosas conexiones para salvaguardar esos tesoros.

La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler nace del trabajo de investigación y consulta de cientos de documentos desclasificados -entre ellos, los de las pesquisas que mandó a hacer John  Edgar Hoover cuando se encontraba al frente del FBI-, sobre los cuales el historiador Marcelo García construye una irresistible tesis destinada a entrelazar la inesperada y atrapante trama internacional de acuerdos y traiciones entre la Alemania nazi y la Argentina de Perón.

El resultado de este enorme trabajo es un libro que revisa uno de los enigmas más magnéticos del peronismo desde una perspectiva nueva e inesperada: el de los conflictos de intereses entre sus dos más grandes figuras.

"La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" (Marcelo García - Sudamericana - 2017).
Versión E-Book y edición rústica.


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Marcelo García. Editorial Sudamericana (Penguin Random House Grupo Editorial), Buenos Aires, Argentina, 1 de Agosto de 2017.


jueves, 29 de junio de 2017

Marcelo García en Informe Especial de Canal 26 sobre escape de Hitler hacia la Argentina



Marcelo García, de Historias Lado B, invitado en Informe Especial 26 sobre el escape de Hitler hacia la Argentina. Producción de Canal 26 (Buenos Aires, Argentina), con la locución de Manuel Castro y edición de Darío Anrique.
Muchas gracias a Canal 26 por la invitación cursada para participar del informe especial.

jueves, 22 de junio de 2017

Heinrich Berthe: de marinero en el Panzerschiff "Graf Spee" a custodio de Adolf Hitler en Argentina


En mayo de 1940 escapó misteriosamente del Arsenal Naval de Buenos Aires. Era tripulante del Panzerschiff Admiral "Graf Spee". Llegó a la Patagonia argentina y, con los años, se estableció en Caleta Olivia. Esta es la historia de quien ha sido uno de los últimos custodios del mismísimo Adolf Hitler en la Argentina. 


Heinrich Bethe (Enrique Berthe o Juan Paulovsky. Planillas prontuariales. (En archivo personal del autor)


Cuando el Panzerschiff Admiral "Graf Spee" yacía inerte en el fondo más profundo del Río de la Plata y los restos mortales del legendario Capitán "Zur See" Hans Langsdorff descansaban por toda la eternidad bajo tierra en el Cementerio Alemán de Buenos Aires, en diciembre de 1939 comenzó la variopinta diáspora de los tripulantes del magnífico acorazado de bolsillo alemán.

Muchos de esos marinos procuraron regresar al servicio activo por la causa de la Alemania nazi y fueron asistidos por una extendida y oculta red que contó con la ayuda dispensada por agentes de la Abwehr, funcionarios diplomáticos de la embajada germana en la capital argentina, espías del SD (Sicherheitsdienst ó Servicio de Seguridad dependiente de las SS), la Gestapo y -por supuesto- secretos colaboradores civiles y militares del ámbito local; algo que posteriormente involucró la necesaria participación de prominentes figuras del Gobierno Nacional.

Muchos otros, en cambio, decidieron quedarse en Buenos Aires, mientras que varios de sus camaradas optaron por comenzar una nueva vida en diferentes localidades del interior del país.
Entre tantos, se destacó el caso de Heinrich Berthe, un técnico electro mecánico del "Graf Spee", asentado por agentes argentinos en la ficha prontuarial como Enrique Berthe (tradujeron su nombre), con foja Nº 65-570.

Con el paso de los años, este marinero llegó a la Patagonia. Estuvo en varios lugares, entre ellos Bariloche, puerto Santa Cruz y -finalmente- Caleta Olivia, sobre las desoladas y gélidas costas de la provincia argentina de Santa Cruz, bañadas por el océano Atlántico Sur; algo que no sólo le daría la protección y seguridad que tanto buscaba, sino también la invalorable cercanía de influyentes contactos estrechamente relacionados a fuertes intereses alemanes largamente establecidos en zonas cercanas como Comodoro Rivadavia -entre otras localidades- en donde firmas como la poderosa Lahusen y Astra, eran poco menos que dueñas de facto del lugar.

No hay datos precisos que acrediten el momento exacto en que se produjo la "transformación", pero -como fuera- Heinrich Berthe (o Enrique Berthe) luego sería conocido por los vecinos como Juan Paulovsky, el "alemán mecánico" de Caleta Olivia.

Su vida transcurrió con cierta calma y relativa normalidad hasta que, dada la previsible derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial, alguien le encomendó su más difícil y preciada misión. Una tarea que podría poner su vida en peligro y lo convertía en insospechado protagonista de una historia que involucró dosis iguales de intriga, conspiración y alto riesgo: en adelante, sería, uno de los celosos custodios del mismísimo Adolf Hitler, cuando el Führer llegara a la Argentina.

En torno a Berthe/ Paulovsky, hay algo que no deja de ser sugestivo y verdaderamente curioso.

Todo comenzó hace ya varios años y -de acuerdo a datos conseguidos por Historias Lado B de parte de Jorge Pedro Bordón-, "lo que llamó la atención era el alto valor pagado por dos viejos Volkswagen con doble tracción, de engranaje manual, únicos en el mundo; por lo que se deduce que tenían una caja extra que acoplaba con la transmisión para dar tracción en las cuatro ruedas, posiblemente dando vuelta el motor de un "Schwimmwagen" -el escarabajo anfibio usado por las fuerzas del III Reich en Europa- lo cual permitiría que el engranaje de la hélice se posicionara hacia adelante y llevara la fuerza a las otras ruedas.

Hitler y Himmler observando un SchwimmWagen.


Allí, en Caleta Olivia, nadie lograba explicarse la extraña presencia de esos dos rarísimos Volkswagen que, durante muchos años el "alemám mecánico" conservó arrumbados en un viejo gallinero y que -de buenas a primeras- un día, decidió vender.

Es posible que esos dos viejos Volkswagen de doble tracción, hayan sido llevados por Bethe/Berthe/ Paulovsky hasta Caleta Olivia para hacerlos desaparecer del lugar en donde habían funcionado y cumplido con su cometido: la Estancia "La Clara", ubicada en cercanías de la residencia "Inalco" (en Villa La Angostura), en donde se habría de refugiar momentáneamente Hitler apenas llegado a la Patagonia de Argentina.

En este punto, otra curiosidad: el nombre de la estancia era el mismo que el de la madre del Führer.
Caben, entonces, varias preguntas sobre esos vehículos alemanes aparecidos en el sur argentino: ¿quién los trajo? ¿dónde se re armaron?¿por qué estaban en manos de un personaje ignoto?

Tal vez el exmarinero electro mecánico del "Graf Spee" hubiese podido responder estos interrogantes. Sin embargo, tras ocultar los Volkswagen con los que habría trasladado por la Patagonia a Hitler, Berthe/ Paulovsky falleció en 1977 y se llevó su más valioso secreto a la tumba.


Entrada al cementerio de Caleta Olivia, donde reposan los restos de Heinrich Bethe.


Los restos del marinero del acorazado alemán, devenido en custodio en la Argentina del Führer nazi, descansan en el Cementerio de Caleta Olivia.


Una mención especial y agradecimiento a Jorge Pedro Bordón.


martes, 20 de junio de 2017

Herman Guntherberg, el hombre que asegura ser Adolf Hitler


Herman Guntherberg es un inmigrante alemán de 128 años. El hombre asegura que en 1945 llegó al noroeste de Argentina y que su pasaporte fue falsificado por la Gestapo. Afirma ser Adolf Hitler. Toda la verdad sobre el curioso caso presentado originalmente por el sitio World News Daily Report.


Herman Guntherberg asegura que es el mismísimo Adolf Hitler. Su esposa lo desacredita.


Adolf Hitler, ha sido sin lugar a dudas uno de los personajes que configuró la segunda mitad del Siglo XX. Tras su fraguada  muerte en 1945, comenzaron a circular una serie de teorías conspirativas, muchas de ellas alimentadas por el hecho que nunca se pudo encontrar su cuerpo luego que se suicidara en su búnker de Berlín y muchas otras, sostenidas en datos fidedignos de su supervivencia en base a la desclasificación de reveladores documentos a manos de los Aliados que resultaron victoriosos en la Segunda Guerra Mundial.

Hasta el día de hoy no son pocos quienes afirman con sustento de claras evidencias que Hitler -definitivamente- no murió en su búnker en Berlín y también -incluso- hay muchos que creen que Hitler todavía sigue con vida; teoría ésta última, altamente discutible (sólo por no decir, imposible).

Herman Guntherberg, un inmigrante alemán de 128 años asegura que es el mismísimo Adolf Hitler. Dice que llegó a Salta, al noroeste de Argentina en 1945 y que su pasaporte fue falsificado por la Gestapo cerca del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Agrega que ha estado 70 años ocultándose y que ahora ha decidido revelar su identidad luego que, según él, los servicios secretos israelíes dejaran de perseguir a los nazis que se esconden alrededor del mundo.

Asegura que está pronto a publicar su autobiografía, como una forma de restaurar su tan dañada imagen pública. La publicará bajo el nombre de Adolf Hitler y espera que esté disponible en septiembre de este año.

A pesar del convencimiento de Guntherberg de que realmente es Hitler, muchas personas en su pueblo, incluida su esposa Angela Martínez, no creen que sea realmente el líder alemán.

Martínez, de 55 años, cree que todo este delirio se debe a que Herman sufre demencia debido al Alzheimer que lo afecta hace algunos años. Según señala su esposa, el anciano nunca había hablado sobre Hitler hasta aproximadamente dos años atrás, cuando comenzó con los primeros signos de la enfermedad degenerativa, según señala el sitio World News Daily Report.



Fuente original: http://worldnewsdailyreport.com/argentina-128-year-old-man-claims-he-is-adolf-hitler/