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sábado, 23 de febrero de 2013

La tumba de Adolf Hittler

La tumba de Adolf Hittler.


El joven empleado del cementerio judío Filantropía, ubicado en la ciudad de Bucarest, en Rumania, no daba crédito a lo que veían sus incrédulos ojos. Trató de frotárselos para ver si podía remover de sus retinas la imagen, pero no hubo caso. Sobre la fría y enorme lápida podía leerse con absoluta claridad: "Aquí descansan los restos de Adolf Hittler. Fallecido el 26 de octubre de 1892 a la edad de 60 años. Rueguen por su alma”. El hombre dudó por unos instantes y hasta llegó a creer que podría tratarse de una "broma de mal gusto", pero de inmediato cayó en la cuenta de que no se trataba de eso, sino que realmente allí estaba enterrado un tal Adolf Hittler (escrito con doble "t")...
Durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial (momento en el cual el trabajador del cementerio se percató de esta tumba) no eran pocos los países dominados por la Alemania nazi en Europa, y Rumania no era precisamente la excepción. El yugo de la barbarie nacionalsocialista caía cruel e insensible sobre la población rumana que debía sufrir los embates del socio criminal local de Hitler, el Mariscal Ion Antonescu. Así las cosas 300.000 rumanos murieron por el solo hecho profesar la religión judía...  
Si la falta de tolerancia era uno de los sellos indelebles del régimen rumano vasallo del nazismo, la acción desenfrenada, totalitaria, violenta y desmedida era otra de sus caracetrísticas, por lo cual "algo había que hacer" con esa tumba tan "ofensiva", no fuera cosa que algún "buchón" de los nazis hiciera llegar la noticia hasta los mismísimos oídos del Führer o sus allegados y todos quienes se ganaban el pan de cada día en el cementerio judío terminaran pasados por cuchillo...
Adolf Hitler, el que no estaba allí enterrado, podía tomarlo a mal.

La "solución" que encontraron las autoridades del campo santo y quienes cuidaban aquel cementerio judío en medio de la línea de fuego fue la de dañar lo suficiente la lápida como para que ya no se pudiera leer el nombre de aquel hombre casi desconocido que había tenido el "triste honor" de compartir nombre y apellido con uno de los personajes más repulsivos, sanguinarios y crueles de la historia de la humanidad. La lápida fue prácticamente destruída y para cuando el final de la guerra dio algo de respiro a la población rumana, ya casi nadie se acordaba de la infausta tumba con "aquel otro" Adolf Hittler enterrado.

Detalle de la tumba de Adolf Hitler, fabricante de sombreros judío rumano...


Pero... ¿quién era aquel deconocido Adolf Hittler?
El pobre hombre que se encuentra enterrado en la tumba del cementerio judío Filantropía de Bucarest era en realidad un fabricante de sombreros, un judío rumano que tenía su taller y un pequeño negocio de venta de sombreros ubicado sobre la calle Real de la ciudad rumana de Bucarest. Unos datos más nos permiten dar algo más de luz sobre su nombre y apellido: a finales del siglo XIX el nombre Adolf (de clara consonancia germana) era muy común y muy difundido entre los judíos y también era muy común que los apellidos se relacionaran directamente con la profesión que ejercían. En el caso del "otro" Adolf Hilter, el enterrado en Bucarest, se cree que su apellido real era Hütler, que en realidad significa en alemán "fabricante de sombreros". Lo más probable es que el artesano que se encargó del tallado de la lápida haya cometido un error y finalmente en la piedra haya dejado registrado el célebre apellido Hittler.

Los años pasaron y finalmente el caso fue descubierto casi por casualidad por Marius Mircu, un cronista de la comunidad judía rumana, quien se interesó particularmente por la tumba cuando preparaba su libro "Filantropía: un cementerio lleno de vida". Mircu investigó y logró recopilar casi todos los datos que se conocen sobre aquel fabricante de sombreros enterrado en Bucarest, pero la historia no terminaría allí.
La dictadura comunista en Rumania mantuvo la tumba destruída con la lápida dañada para que no se lea el nombre de Adolf Hittler, pero en 1987 (dos años antes de que el dictador rumano Nicolae Ceausescu fuera derrocado) finalmente la dañada tumba fue reconstruída respondiendo a la iniciativa el Rabino Moses Rozen. El ingeniero judío a cargo de la justiciera reconstrucción de la lápida fue Iosif Cotnareanu, quien pudo darle forma a su trabajo respetando el epitafio original, al cual tuvo acceso a través de viejas fotografías como las aparecidas en algunos periódicos locales. La nueva lápida, sin embargo, no tiene el mismo diseño que la original y fue concebida siguiendo los cánones de los años '80.

Artículo periodístico en diario ruamno con la tumba origianl de Adol Hitler.


Finalmente se había hecho justicia con aquel trabajador judío que no tenía culpa alguna por llevar aquel nefasto nombre. Hoy en día ya nadie lleva flores a su tumba y las únicas personas que se acercan lo hacen por la tremenda curiosidad que genera ver en una lápida el nombre de Adolf Hittler. El sombrerero judío seguramente descansa en paz... el otro, el sanguinario y tirano dictador alemán del Tercer Reich, posiblemente no...


lunes, 28 de enero de 2013

Mikhail Gorbachov, Margaret Thatcher y la trama del asesinato de Rudolf Hess en Spandau

El 17 de Agosto de 1987 Rudolf Hess era encontrado ahorcado con una cuerda en su celda de la prisión de Spandau, en Berlín. La extraña muerte de aquel solitario nazi preso desde 1946 en la cárcel bajo custodia de los Aliados se vio rodeada de varios sucesos (como mínimo) inquietantes. Los cambios de guardia en la prisión, la "visita" de agentes de la CIA, el SAS, la idea de Gorbachov, el comentario al presidente de Alemania, la comunicación con Ronald Reagan y... un "oportuno" llamado a Margaret Thatcher. "Suicidaron" a Hess. ¿Por qué? Aquí la historia...

Mikhail Gorbachov, Rudolf Hess (preso en Spandau) y Margaret Thatcher.


Breve introducción sobre Rudolf Hess:
Cuando Rudolf Hess culminó el famoso "vuelo de la paz" estrellando su avión en suelo escocés el 10 de Mayo de 1941, nunca (jamás) pudo imaginar cómo sería el final de su vida muchos años después. Siempre creyó fervientemente que el relato de su vida culminaría de manera sensiblemente distinta. La historia del viaje que Hess, lugarteniente de Adolf Hitler, hizo hacia Inglaterra en plena Segunda Guerra Mundial es uno de los más grandes enigmas de todos los tiempos. Los intentos de negociar la paz directamente con Winston Churchill y pasar a la historia como el nazi que lograba "darle aire" a Hitler en el frente occidental para que pudiera desplegar su maquinaria bélica en el frente opuesto con la "Operación Barbarroja", o sea la invasión alemana a la Unión Soviética, no parecía para Hess algo descabellado. Sin embargo, víctima de una red de espionaje y (tal vez) de sus propios errores y una buena dosis de ingenuidad, Hess, se eyectó de su avión de combate y cayó en paracaídas en territorio enemigo para ser capturado y nunca más recuperar la libertad. Desde aquel día de 1941 hasta 1945, Rudolf Hess estuvo encarcelado por los británicos y cuando la guerra llegó a su final (oficialmente); se sentó en el banquillo de los acusados en la farsa los juicios de Nüremberg, siendo condenado a cadena perpetua.


 Mikhail Gorbachov y Richard von Weizsäcker

Prisión de Spandau (Berlín, Alemania)


La idea inesperada de Mikhail Gorbachov:
Todavía no había acabado la Tercera Guerra Mundial Guerra Fría, cuando Mikhail Gorbachov, el líder de la Unión Soviética, concibió una idea que podría haber generado una conmoción de ribetes inusitados a nivel mundial. Como golpe propagandístico audaz y muy inteligente de su parte, Gorbachov planeaba liberar a Rudolf Hess de la prisión de Spandau en 1987 y para lograrlo debía ir tejiendo una trama que le permitiera hacerlo sin inconvenientes cuando los carceleros a cargo fueran precisamente los soviéticos. Cabe recordar que la prisión de Spandau era custodiada en diferentes turnos por militares de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética, distribuyendo de mamera equitativa los turnos de guardia de la prisión y sus internos. En 1987 Rudolf Hess era el único preso alojado en Spandau, tras la liberación de Albert Speer en 1966 lo cual daba al presidio un aspecto casi fantasmal con un interno consumido por los años y una artrosis que apenas si lo dejaba caminar por los espaciosos jardines de la cárcel. Un ejército de soldados Aliados custodiaba los sombríos días de Hess en el presidio alemán y así las cosas Gorbachov debía "arreglar"  la liberación del nazi para el momento en que la guardia estuviera en manos de los suyos.
El plan resultaría impecable para la propaganda rusa: uno de los nazis más emblemáticos, un enemigo acérrimo del comunismo, liberado por sus propios enemigos en un gesto de buena voluntad y (en definitiva) de acercamiento entre las partes. Gorbachov quedaría en la historia como un ferviente defensor de los derechos humanos y sería recordado por todos los tiempos como un símbolo inequívoco de paz en la Tierra. Los norteamericanos no lo hubieran podido hacer. No les interesaba tampoco (y ni que hablar de los ingleses). La idea inesperada de Gorbachov era, sin más vueltas, inmejorable.

Alemania se entera del plan:
Richard von Weizsäcker era desde 1984 (y lo fue hasta 1994) el presidente de la República Federal de Alemania (la Alemania Occidental "compartida" por los Aliados) y para ese mismo 1987 tenía prevista una visita oficial a la Unión Soviética, por lo cual las comunicaciones diplomáticas entres los dos países estaban a la orden del día. En una de aquellas comunicaciones, Gorbachov le informó a Weizsäcker sobre su idea para liberar a Hess y dar un golpe de escena que nadie podría llegar a imaginar. La noticia no cayó en saco roto y, de inmediato, Richard von Weizsäcker se convertía en un nuevo protagonista de este increíble thriller histórico...

Rudolf Hess en Spandau, Ronald Reagan y Richard von Weizsäcker.


Un llamado urgente a Estados Unidos:
Richard von Weizsäcker demoró tan sólo cuatro minutos en levantar un teléfono y conseguir comunicación directa con Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos de América. Acababa de recibir información confidencial, de primera mano, de boca de su propio ideólogo y las consecuencias podrían llegar a ser tremendas para los Aliados y, muy en particular, para los ingleses. Había que avisarle a Margaret Thatcher...


El "honor" británico en peligro:
Ronald Reagan no dejó pasar mucho más tiempo y casi tan rápido como cortó al teléfono con su par de Alemania Occidental, se contactó con la "Dama de Hierro", Margaret Thatcher, Primer Ministro de Gran Bretaña. La misma escena que se había venido dando durante la Segunda Guerra Mundial se repetía unos cuantos años después en otro escenario pero con situaciones similares. Estados Unidos y Gran Bretaña unidos (lógico y comprensible) contra su "verdadero enemigo": la Unión Soviética. Así como en 1945 norteamericanos, ingleses y franceses "dejaron" entrar solos a los rusos en Berlín para que "no encontraran" a Adolf Hitler (dada la red de protección también por ellos orquestada para la huída del tirano alemán); ahora no podían dejar que los soviéticos pasaran a la historia como los emblemas indiscutidos de la paz y los derechos humanos. Había que entrar en acción...

Prisión de Spandau y Margaret Thatcher.

Rudolf Hess en Spandau.


Hay que matar a Rudolf Hess:
Mikhail Gorbachov, ajeno a toda esa serie de comunicaciones entre los líderes de Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña, seguía adelante con su idea de liberar a Hess y para eso había elegido una fecha dentro del mes de Julio de 1987. Las guardias rotativas de Spandau permitirían que durante las jornadas de custodia a cargo de los soviéticos la liberación se llevara a cabo sin inconvenientes. El plan original de liberar a Hess durante Julio de 1987 súbita e inesperadamente fue modificado y se eligió como fecha de liberación la de Noviembre (fines de mes) del mismo año. La noticia de la libertad de Hess llegaría casi como un regalo de Navidad de la nación atea y, entonces, el puñal clavado en la espalda del mundo occidental sería todavía más filoso...
A sus 93 años Hess, si bien estaba muy desgastado físicamente y su complicada artrosis apenas si le posibilitaba movilizarse con mucha dificultad, tenía una memoria frondosa e intacta, por lo cual podía relatar con todo lujo de detalles todos y cada uno de los hechos de su vida incluyendo por supuesto la detención en Inglaterra desde 1941 hasta 1945 y los maltratos y torturas a las que había sido sometido por los británicos. Pero Hess podía hablar de cosas mucho más complicadas y comprometedoras (para Inglaterra) y por eso había que "silenciarlo" de alguna manera. 

Hess hablaría, sin dudarlo, de las negociaciones de paz que él mismo estaba entablando secretamente con los británicos en 1941. Churchill había dado directivas muy concretas al respecto y sus órdenes no daban lugar a dudas ni vacilaciones: había que engañar a Hess para que caiga en una trampa, hacerle perder tiempo a él y a Hitler para que se les viniera el invierno encima y la Alemania nazi se viera obligada a atacar en dos frentes simultáneamente (cosa que la debilitaría). Hitler no quería mantener dos frentes de guerra y por eso deseaba una paz (aunque sea ficticia y endeble) con Gran Bretaña. Hess, a sabiendas de eso, ideo su plan de paz y su famoso vuelo hasta Inglaterra. El tema crucial era en definitiva la mentirosa tratativa de paz generada por Churchill a través de una complicada red de espionaje, por lo cual (y a raíz de lo acordado en diferentes tratados) al mentir en medio de "gestiones de paz", Churchill era co-responsable de las consecuencias derivadas de los conflictos que esa mentira pudiera haber provocado. Dicho ésto, sólo resta decir que dadas sus engañosas tratativas de paz Churchill colaboró concretamente (entre otras cosas) para que el ataque alemán a Inglaterra fuera posible y para que en definitiva a Hitler "se le soltara nuevamente la cadena" e invadiera Rusia. De esta manera Churchill era co-responsable de (por lo menos) 20.000.000 de muertes en territorio soviético (además de las víctimas británicas). Dicho de manera mucho más simple: Churchill debió haber sido juzgado como criminal de guerra al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cosa que (obviamente) no sucedió. Hess no se iba a quedar con la boca cerrada y al ser liberado estaría encendiendo otra vez la hoguera. Churchill sería ubicado en la historia en el lugar merecido y eso no iba a ser permitido.
Si Gorbachov planeaba liberarlo iba a ser muy difícil hacer que el nazi no hablara... Rudolf Hess debía morir.


Rudolf Hess en Spandau.


"Suicidan" a Rudolf Hess:
La muerte de Rudolf Hess a manos de los ingleses hubiese sido algo muy burdo (son tan delicados y detallistas los británicos...) y evidente, por lo tanto Margaret Thatcher recurrió a "mano de obra" norteamericana. Los soldados norteamericanos tendrían a su cargo el "cuidado" de Spandau en Agosto de 1987 y entonces la ocasión era más que propicia para que agentes de la CIA (Central Intelligence Agency) realizaran una inesperada visita a la prisión. Como los ingleses, además, son desconfiados (incluso de sus propios cómplices y secuaces) decidieron que "la Reina tendría ojos también dentro de Spandau" y enviaron a dos miembros del SAS (Special Air Service) para que "colaboraran" con sus amigos norteamericanos en la difícil tarea de "suicidar" a Hess. La entrada a Spandau de los agentes de la CIA norteamericana y el SAS británico se produjo entre la noche del 15 de Agosto y la madrugada del 16 de Agosto de 1987.
El lunes 17 de Agosto mientras Hess apenas si caminaba por los jardines de la prisión, los agentes se acercaron y pasaron una cuerda alrededor de su cuello con una sola y obvia intención: asesinarlo. Increíblemente Hess no murió en ese instante por lo cual fue llevado al interior de Spandau. Mientras era "asistido" Hess logró esbozar unas pocas y últimas palabras. Estaba identificando (ante un soldado norteamericano ajenos al "operativo") como únicos responsables del primer intento de asesinato contra su persona a los dos agentes del SAS británico.

Unas horas después era encontrado ahorcado en su celda. Una cuerda colgada del techo apretaba su cuello quebrado y sus débiles manos y endebles brazos carcomidos por la artrosis pendían inertes al costado de su frío cuerpo. Aquel viejo nazi de 93 años, increíblemente, había decidido suicidarse tras largos 41 años de prisión. Por las dudas de que "no pudiera con su cometido"... ingleses y norteamericanos colaboraron y haciendo gala de una filantropía humanitaria sin precedentes..."lo suicidaron" antes...

La historia oficial, sin embargo, dice que Rudolf Hess, de 93 años, con artrosis y grandes dificultades para movilizarse, había decidido subir hasta el techo de su celda, pasar una cuerda por un tirante y colgarse para cometer suicidio.

Richard Warren, el soldado norteamericano al que Hess les "marcó" a los agentes del SAS que había atentado contra su vida, había prometido escribir un libro relatando la historia, pero... lamentablemente un tiempo después decidió cambiar sus planes y se arrojó desde un piso 22.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Perón y su pensamiento en el primer comunicado del G.O.U.


El sólo hecho de nombrar a Juan Domingo Perón hace que la memoria colectiva de los argentinos se retrotraiga en el tiempo y rememore aquellas jornadas peronistas en las que el amor del líder y su pueblo era algo mágico, puro e inquebrantable. Aquel caudillo que tanta prensa favorable venía recibiendo desde que era un ignoto ministro dentro de un gobierno de facto iba hilvanando acontecimientos que lo llevarían inexorablemente a la cúspide del poder y en ese trayecto esgrimía, aunque sea en sus círculos íntimos y cercanos, sus verdaderos argumentos y expresaba su verdadera manera de pensar.
El G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos) era una logia que Perón ayudó a levantar a espaldas de la sociedad y de la cual formó parte indispensable, a tal punto de ser el autor (o supervisor directo) de su primera proclama, la cual se trataba de una auténtica declaración de principios, un "Manifiesto secreto" fechado el 3 de mayo de 1943 en donde Perón se despachó a sus anchas dejando bien en claro su verdadera postura ante la sociedad, el poder, la manera de hacer un gobierno, la Alemania nazi y tantos otros temas que se encargó de tocar. Perón sostenía que en Sudamérica debía haber una nación "rectora" sobre las otras, el "ejemplo" de Hitler no le había pasado desapercibido y su paso por Europa hizo que sus contactos y amistades fascistas y nazis dejaran huella. Así como en Europa la Alemania de Hitler "marcaba el paso" y en América del Norte los Estados Unidos hacían lo propio, aquí se comenzaban a esbozar los planes para que Argentina sea la nación dominante y Perón sabía como conseguirlo.

A continuación el "revelador" primer documento del G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos) redactado por el democrático Juan Domingo Perón.

"Camaradas:

La guerra ha demostrado palmariamente que las naciones no pueden ya, defenderse solas. De ahí el juego inseguro de las alianzas, que mitigan, pero no corrigen el grave mal. La era de la Nación va siendo substituida paulatinamente por la era del Continente. Ayer los feudos se unieron para formar la nación. Hoy, las naciones se unen para formar el Continente. Esa es la finalidad de esta guerra.

Alemania realiza un esfuerzo titánico para unificar el continente europeo. La nación mayor y mejor equipada deberá regir los destinos del continente. En Europa será Alemania.
En América del Norte la nación monitora por un tiempo será Estados Unidos.
Pero en el sur no hay nación lo suficientemente fuerte para que sin discusión se admita su tutoría. Sólo hay dos que podrían tomarlas: Argentina y Brasil.

Nuestra misión es hacer posible e indiscutible nuestra tutoría.
La tarea es inmensa y llena de sacrificios. Pero no se hace patria sin sacrificarlo todo. Los titanes de nuestra independencia sacrificaron bienes y vida. En nuestro tiempo, Alemania ha dado a la vida un sentido heroico. Esos serán nuestros ejemplos.

Para realizar el paso que los llevará a una Argentina grande y poderosa, debemos apoderarnos del poder. Jamás un civil comprenderá la grandeza de nuestro ideal, habrá pues, que eliminarlos del gobierno y darles una única misión que les corresponde: trabajo y obediencia.

Conquistado el poder, nuestra misión será ser fuertes: más fuertes que todos los otros países reunidos. Habrá que armarse, armarse siempre, venciendo dificultades contra las circunstancias interiores y exteriores. La lucha de Hitler en la paz y en la guerra nos servirá de guía. Tenemos ya al Paraguay; tendremos a Bolivia y a Chile. Con la Argentina, Paraguay, Bolivia y Chile nos será fácil presionar al Uruguay. Luego, las cinco naciones unidas atraerán al Brasil, fácilmente, debido a su forma de gobierno y a grandes núcleos de alemanes. Entregado el Brasil el continente sudamericano será nuestro. nuestra tutoría será un hecho grandioso, sin precedentes, realizado por el genio político y el heroísmo del Ejército argentino.

¿Mirajes? ¿Utopías? Se dirá. Sin embargo, dirigimos de nuevo nuestras miradas hacia Alemania. Vencida se le ve firmar en 1919 el Tratado de Versailles que la mantendría bajo el yugo aliado en calidad de potencia de segundo orden por lo menos cincuenta años. En menos de veinte años recorrió fantástico camino. Antes de 1939, estaba armada como ninguna otra nación y en plena paz había anexado a Austria y a Checoslovaquia. Luego en la guerra se plegó a su voluntad la Europa entera. Pero no fue sin duros sacrificios. Fue necesario una dictadura férrea para imponer al pueblo los renunciamientos necesarios al formidable programa. Así será en Argentina.

Nuestro Gobierno será una dictadura inflexible aunque al comienzo hará concesiones necesarias para afianzarse sólidamente. Al pueblo se lo atraerá, pero fatalmente tendrá que trabajar,privarse y obedecer. Trabajar más, privarse más que cualquier otro pueblo. Sólo así podrá llevar a cabo el programa de armamento indispensable para la conquista del continente. El ejemplo de Alemania: por la radio, y por la educación se inculcará al pueblo el espíritu favorable para emprender el camino heroico que se le hará recorrer. Sólo así llegará a renunciar a la vida cómoda que ahora lleva. Nuestra generación será una generación sacrificada en aras de un bien más alto: la patria argentina, que más tarde brillará con luz inigualada del continente y de la humanidad toda.

¡Viva la Patria! ¡Arriba los corazones!"

domingo, 8 de julio de 2012

La "Casa Negra" de Washington

La "Casa Blanca" en 1941.


Cuando el 7 de diciembre de 1941 los Estados Unidos se dejaron bombardear en Pearl Harbor y de esa manera consiguieron "tener un motivo más que válido para entrar a la Segunda Guerra Mundial", supieron de inmediato que las consecuencias podrían ser terribles e inminentes. Fieles a su estilo de tirar la piedra y pretender que los demás les devuelvan pétalos de rosas, los norteamericanos se sintieron de inmediato posible centro de los ataques de la Luftwaffe, la aviación militar alemana del Tercer Reich. El ataque japonés y el ingreso a la guerra de parte de Estados Unidos implicaba, claro está, un enfrentamiento directo con la Alemania nazi, por lo que el pánico y la paranoia comenzaron a ser moneda corriente no sólo entre la población civil, sino también entre los militares y las autoridades nacionales.

Los norteamericanos no siempre tuvieron en cuenta que tanto los japoneses como los alemanes podían disponer de bombarderos de largo alcance. En un principio no lo creyeron, pero los contundentes y constantes bombardeos alemanes sobre Londres en 1940, les hicieron repensar las cosas dramáticamente. Las inmediatas medidas de seguridad comenzaron a hacerse notorias y así las cosas se impartieron órdenes muy precisas a la hora de hacer apagones nocturnos "preventivos" (a los norteamericanos les gusta tanto esta palabra...), tal como hacían los británicos y simulacros destinados a mantener debidamente preparada a la población. Esas prácticas alcanzaban a las ciudades de la costa este, como así también a las de la costa oeste, llegando incluso a suceder algo similar en ciudades (no de Estados Unidos) ubicadas en el Golfo de México.
Pero no todo quedó allí. El gobierno de los Estados Unidos llevó su locura (tras el ingreso a la fuerza en la guerra) mucho más allá y experimentó el peor de los temores, llegando a pensar que la Luftwaffe de Adolf Hitler podría bombardear a la mismísima Casa Blanca, sede del presidente en la ciudad masónica de Washington.

La idea para protegerse no podía haber sido más llamativa y curiosa. Franklin D. Roosevelt, presidente norteamericano, recibió una idea de parte de algún colaborador y por poco no se hizo realidad: pintar la Casa Blanca de negro y de ese modo hacerla "invisible" en la noche ante la eventualidad del sobrevuelo y bombardeo de los aviones alemanes. El proyecto de la "Casa Negra" luego quedó descartado por completo. Los norteamericanos nunca sufrirían un ataque aéreo enemigo... por lo menos por un tiempo.

jueves, 24 de mayo de 2012

El castillo de Wewelsburg: centro del ocultismo de las SS al que ni siquiera Adolf Hitler se atrevió a entrar jamás...

Castillo de Wewelsburg.

Wewelsburg es un castillo ubicado en el estado de Renania Norte-Westfalia, en el pueblo del mismo nombre, ubicado en las alturas del valle del río Alme. Se trata de una construcción que data de la época renacentista, de planta triangular, de una belleza y una imponencia no fáciles de encontrar y describir. Desde lo alto, con toda su majestuosidad, mira al mundo "inferior" copiando a la perfección lo que sucedía en su interior desde el año 1934. El castillo de Wewelsburtg estaba destinado a ser, ni más ni menos que, el Centro del Mundo... y el mentor de esa terrorífica idea era ni más ni menos que Heinrich Himmler, el nefasto jefe de las SS alemanas del Tercer Reich.

Himmler haciendo de las suyas en las inmediaciones del Castillo de Wewelsburg.



Todo comenzó asi...
Karl Maria Wiligut relató en 1934 a Himmler una historia que marcaría a fuego las decisiones del nazi a partir de entonces. Wiligut le contó a Himmler la vieja leyenda de "La batalla del Abedul", la cual relataba una gran batalla final entre el gran ejército del este siendo derrotado por el ejército del oeste. Wiligut le predijo algo más a Himmler: el castillo de Wewelsburg sería el último bastión de esa batalla final por el poder mundial y Himmler "compró" esa idea. No sólo la idea compró, sino que además firmó un arrendamiento por 100 años con el distrito de Paderborn para quedarse con la fortaleza.
Pero Himmler no sólo hacía caso a la leyenda referida al castillo en sí mismo. Las áreas linderas también eran ricas en historias que agigantaban el sentimiento interior de los nazis y en especial de Himmler con todo su costado esotérico. La creencia popular sostenía que en los alrededores del castillo de Wewelsburg había tenido lugar la batalla en la que las tribus germánicas unidas vencieron a las legiones de Varo, logrando establecer nada más y nada menos que las fronteras definitivas entre el Imperio Romano y el Imperio Germánico.

En el recinto interno del Castillo de Wewelsburg.



Himmler ostentaba en público una imagen acartonada, fría y despojada de toda pasión, pero en realidad el jefe de las SS albergaba en su tan intrincado interior el placer por esa conjunción entre lo histórico y lo místico. El castillo de Wewelsburg resultaba entonces el sitio ideal para que instalara allí su cuartel general de las SS, una Orden Negra de oficiales que, curiosamente, prácticamente nunca fue visitada por Adolf Hitler. Eso se cree.
Si Hitler y el Partido Nacional Socialista habían suplantado a la Iglesia, Himmler apuntaba a lograr lo mismo con el Cristianismo reemplazándolo por una religión de estado pseudo pagana inspirada básicamente en una visión idealista de la prehistoria germana, haciendo énfasis en la pureza racial y la innata superioridad del pueblo alemán.

El castillo de Wewelsburg y la orden de oficiales de las SS que allí se reunían fueron la avanzada de esa nueva religión que incluyó rituales paganos, la adoración del sol y la naturaleza entre otros. La escuela que Himmler pretendió implementar en Wewelsburg también incluía hacer hincapié en los siguientes temas: prehistoria, historia medieval y folclore germano, creación de una biblioteca de las SS y la conformación de una visión nacionalsocialista del mundo a partir del lugar en el que está implantado el castillo.
A partir de 1936 Himmler decide ampliar las instalaciones y convertir definitivamente al lugar en el centro ideológico de las SS o, lo que era aún más ambicioso y demencial: el lugar debía convertirse en el centro del mundo. En varios de los enormes recintos, el castillo albergaba piezas de profundo valor no sólo histórico, sino además esotérico, con gran significado para esa secta oscura lidearada por Himmler. Según relatan algunos, la punta de la lanza de Longinos (la misma que se clavó en el costado de Jesús en el momento de la crucifixión) y otros destacados elementos adornaban las vitirinas que eran objeto de adoración fanática por parte de Himmler y los suyos.

La sala reservada a la "elite de los caballeros" del Castillo de Wewelsburg (arriba). El castillo desde afuera (abajo).


La locura de Himmler, el fanatismo por el ocultismo, el misterio y la búsqueda desenfrenada del poder mundial y de (en definitiva) dominar a todo y a todos lo hizo ir tan lejos como en este caso. El castillo de Wewelsburg albergaba en sus entrañas a una especie de logia o de orden de "caballeros oscuros" destinados (por ellos mismos) a ser los nuevos dioses de la nueva religión.  En un recinto oscuro y lúgubre hacían de las suyas. El mismo recinto al cual ni siquiera el mismísimo y nefasto Adolf Hitler se atrevió a entrar alguna vez... y eso es mucho decir.

miércoles, 4 de abril de 2012

¿Qué hicieron los norteamericanos con el tesoro nazi?

Increíble hallazgo en la mina de potasio. (Foto: libro "El museo desaparecido" de Héctor Feliciano)


La segunda guerra mundial llegaba a su fin y los norteamericanos "casualmente" eran los protagonistas de un descubrimiento que, aún hoy, sigue dando que hablar. Vaya uno a saber de qué modo los principales generales del ejército norteamericano se fueron a enterar de la existencia de una secretísima mina de potasio ubicada a 800 metros de profundidad en cercanías del poblado alemán de Merkers.
El "descubrimiento espontáneo" del ejército de las barras y estrellas no hubiese tenido la menor importancia a no ser por un pequeño detalle: allí, en esa mina, se encontraba almacenado el mayor tesoro nazi jamás encontrado...

Tanto secreto oculto por los popes del nacional socialismo a través de los años, tanto recaudo tomado para proteger un tesoro sin igual, para que de buenas a primeras, los norteamericanos "tuvieran una visión del más allá" y se adentraran en las profundidades de la tierra para descender casi 700 metros en un sombrío ascensor hasta el fondo de la mina y descubrir las maravillas que allí se preservaban. Extraño. Por lo menos extraño...

 "Debatiendo" cuándo "restituír" el tesoro nazi... (Foto: libro "El museo desaparecido" de Héctor Feliciano)

Sea como sea, una vez allí dentro, tras elegir entre sus cinco secretas entradas y recorrer sus más de 50 túneles, Eisenhower y los suyos se toparon con lo inimaginable en las entrañas de la mina de Kaiseroda (tal como era conocido el lugar): 1.000 millones de marcos en casi 550 bolsas, 8.527 lingotes de oro, miles de monedas de oro francesas, suizas y de Estados Unidos, cargamentos  completos de diamantes, perlas y otras piedras preciosas e, inclusive, cantidades inimaginables de coronas dentales de oro robadas a las víctimas de los campos de concentración. Como si todo eso fuera poco, también se encontraron obras de arte robadas a más de 15 grandes museos europeos. Entre esas obras robas se destacaba particularmente el cuadro "Wintergarden" del famoso pintor Edouard Manet.

Arriba: el hallazgo del cuadro de Manet. Abajo: Eisenhower con cara de "acá no pasa nada..."
 (Foto: libro "El museo desaparecido" de Héctor Feliciano)


Los norteamericanos actuaron su mejor papel y se sintieron "sorprendidos" en la cueva de las maravillas.
El mayor tesoro nazi jamás encontrado había sido dejado allí por las tareas conducidas por el Dr. Fung, por entonces presidente del poderoso Reischbank. El operativo de traslado del tesoro hizo necesaria la utilización de trece vagones de tren...

Los norteamericanos declararon rápidamente que el tesoro sería "cuidadosamente" transportado a la sede del Reischbank en Berlín para luego comenzar una exhaustiva clasificación y su posterior restitución. Como tantas otras veces ha sucedido, entre el dicho y el hecho... hay un largo trecho y así las cosas, aún hoy, año 2012, la mayoría de esos tesoros esperan regresar a manos de sus auténticos propietarios...

Mmmmmmmmmm.... ¿quién se lo habrá quedado...? ¿Habrá sido ese tesoro el pago por algún otro servicio prestado...?

domingo, 29 de enero de 2012

Fanta: la gaseosa nazi surgida de la fantasía alemana

Afiche original de Fanta. Alemania, 1941.

Si las increíbles relaciones entre empresas norteamericanas y el régimen implantado por Hitler en Alemania desde 1933 siempre han llamado la atención, lo sucedido con la "norteamericanísima" Coca Cola no se queda atrás. La bebida cola por excelencia era un éxito total de ventas en la Alemania nacional socialista de entonces y para el año 1939 se vendían 4 millones y medio de botellas al año. Las ventas iban en aumento, los alemanes contentos, enfrascados en la propaganda nazi y tomando sorbos de la refrescante bebida hasta que en 1941, los Estados Unidos "se vieron forzados" a ingresar a la guerra.
De allí en más, lo previsible: el bloqueo de Estados Unidos a Alemania impidió el ingreso de los insumos e ingredientes necesarios para producir Coca Cola y Hermann Goering se quedó con las ganas de apropiarse de la fórmula secreta 7X, para producir masivamente la bebida en Alemania.
Algo había que hacer y como a lo largo de la historia ha sucedido, si bien en los campos de batalla el odio entre norteamericanos y alemanes era insuperable, en las oficinas y a la hora de hacer negocios, todo se olvidaba.

Max Keith, jefe de Coca Cola Gmbh (la filial alemana) se puso manos a la obra y llevó adelante la nada sencilla tarea de combinar diferentes ingredientes accesibles en la Alemania bloqueda comercialmente para dar vida a una nueva bebida, bien alemana. Un mix que combinaba sidra, queso y azúcar inicialmente dio origen a una bebida a la que había que dar nombre para ser lanzada al mercado interno alemán. Keith les propuso a sus empleados que piensen en eso y que dejen volar toda su imaginación y fantasía. De ese modo, y tras ganar en esa empresa la "fantasía" se optó por el nombre de Fanta (derivado de "Fantasie" o "Fantasía" en alemán).

No anduvo nada mal la cosa (por supuesto luego aprovechada sobre manera por la casa matríz de Coca Cola en los Estados Unidos) y para 1943, apenas dos años despúes de su lanzamiento, se vendían 3 millones de botellas al año en toda Alemania. El buen gusto volvía a estar en boca de todos los alemanes de entonces... ese buen gusto que habían dejado de lado en tantas otras áreas...

Para cambiar ese sabor en la boca, vale recordar la llegada de "prisioneros" alemanes a la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, en 1945. Los alemanes trasladados a la tierra de la Libertad (tal vez en calidad de "expertos" y materia gris necesaria para seguir incrementando su "grandeza") se sorprendieron al ver enormes afiches de Coca Cola en la ciudad... Siempre habían creído que Coca Cola y Fanta eran en realidad alemanas...
La vida te da sorpresas. En un sentido o en otro, a todos por igual.

Henry Ford y su Gran Cruz del Águila Alemana: o la frágil memoria selectiva norteamericana

Foto: Karl Kapp (Consul general alemán en Cleveland); Henry Ford y Fritz Hailer (Cónsul de Alemania nazi en Detroit).

Estados Unidos siempre se ha caracterizado, desde el comienzo de su propia historia, por dominar. Sin vueltas. Sus maestros, los ingleses, le han enseñado muy bien y lo bien que han aprendido. Y para dominar no está nada mal, si es que el archivo no lo resiste, tratar de olvidar o simplemente optar por una frágil memoria selectiva como pocas. Los Estados Unidos, hoy devenidos el gran rector y dominador del nuevo "Orden mundial" han sido y son verdaderos campeones en estas lides de desviar la atención de los "seres inferiores" que no comparten muchas de sus acciones a lo largo de los años. Hoy en día y desde hace un largo tiempo, es común escuchar a mandatarios norteamericanos poner contra la espada y la pared a la humanidad afirmando que "o están con ellos o están en contra (en este caso,ahora , nombran al terrorismo)", frase acuñada tratando de olvidar algunos episodios que demuestran que han sido ellos mismos quienes no lo tenían tan claro.

Para comenzar a desandar este camino de "estar de un lado o estar del otro", bastará con recordar lo sucedido en Cleveland (Ohio, Estados Unidos) el 30 de julio de 1938. No pudo haber mejor regalo aquel día (el de su cumpleaños 75º) para Henry Ford, que la Gran Cruz del Aguila Alemana, enviada por el mismísimo Adolf Hitler y recibida de manos de Fritz Hailer, Cónsul de Alemania en Detroit. La extraña habilidad de los norteamericanos a la hora de hablar públicamente de la desgracia de ciertos regímenes y líderes de la historia y al mismo tiempo admirarlos y poder generar suculentos negocios con ellos, en su máxima expresión, o por lo menos, en una muy evidente.
La Gran Cruz del Aguila Alemana sólo se había colocado con anterioridad en el pecho de otros dos seres "elegidos": Benito Mussolini, el dictador fascista italiano, y su yerno, el Conde Ciano.

Cuando un año después Alemania invadió Polonia, dando inicio a la Segunda Guerra mundial, Henry Ford lanzó una de sus frases más urticantes: "No se ha disparado ni un sólo tiro. Todo ésto ha sido generado por los banqueros judíos". Hizo autos geniales, pero lejos estaba de ser un buen muchacho.